viernes, 1 de abril de 2016

El 23 de Abril... ¡estrenamos!

Los ensayos se intensifican y las emociones también. Comentaros que, cuando se realiza un trabajo comprometido con lo social, son muchos los días duros en los que parece que nuestrxs antepasadxs quisieran hablar por nosotrxs. Les sentimos en nuestra piel.


A ellxs no se les dejó recordar, no se les permitió sanar heridas, tuvieron que renunciar a creencias por una cuestión de pura supervivencia. Vivieron humilladxs por la desmemoria y ateridos de frío y pánico. 

Y lo cierto es que, aunque está claro quienes fueron lxs que perdieron la guerra, también en el bando nacional fueron muchxs lxs que cargaron heridas en la memoria, obligadxs a luchar en el frente sin saber muy bien por qué, contra qué o contra quién. Y estos avatares marcaron fuertemente a todxs, abuelxs de uno y otro bando. Quien disparó sin ser militar y quien pereció por ese disparo merecen que hablemos de lo sufrido.


Y sobre todo las mujeres, las que quedaron vivas, no para contarlo sino para ocultarlo. Ocultar que el marido, hermano, novio, tío... había sido fusilado, ocultar que el marido, hermano, novio, tío... formó parte de esos vergonzantes batallones de la muerte.


Por ellas, por ellos, por todxs lxs que aún seguimos sin escuchar las historias de juventud de nuestrxs abuelxs. Unxs abuelxs marcadxs por la guerra.




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