domingo, 31 de enero de 2016

La puerta roja en las exhumaciones de Olabe

Nuestro nuevo proyecto teatral, "Por la espalda", habla del levantamiento militar que acabó con la Segunda República. Fueron muchos los muertos en las cunetas, los encarcelados, los humillados y muchas las mujeres que tuvieron que sobrevivir con el estigma de ser "la viuda del rojo", la madre o hermana del desaparecido, con las terribles consecuencias que ese estigma trajo para sus difíciles vidas.

En Navarra, muy cerca de Pamplona-Iruña, el fuerte de San Cristóbal fue una terrible prisión para muchos republicanos que vivieron la miseria, el terror, la enfermedad, hambre y muerte. Entre el 1 de enero de 1937 y el 6 de julio de 1945 (fecha del cierre del fuerte como penal), consta la muerte de 305 presos, por motivos variados, predominando la "desnutrición" y los "paros cardíacos". Muchas de ellas estaban relacionadas con la tuberculosis, ya que era centro receptor de otras cárceles con presos convalecientes por esta enfermedad como "Sanatorio Penitenciario". En el listado, hay 25 en los que figura "traumatismo" como causa de la muerte pero la causa oficial fue fusilamiento. El 1 de noviembre de 1936 fueron ajusticiados 21 de ellos y los otros cuatro el 17 de noviembre del mismo año. La mayor mortalidad se dio en los años 1941 con 51 personas y 1942 con 61.

A todo lo anterior hay que añadir los 207 muertos en relación con la fuga del fuerte en el año 1938.


La fuga del Fuerte de San Cristóbal se produjo el 22 de mayo de 1938, y en la historia mundial de las evasiones es una de las más destacadas, tanto por el número de fugados como por sus consecuencias.

En 1938 había 2487 personas detenidas, en su mayoría dirigentes políticos y sindicales y militantes revolucionarios y republicanos. El citado 22 de mayo se produjo la citada fuga preparada por unos treinta presos que utilizaron la lengua esperanto para poder comunicarse sin ser entendidos por los demás. La operación se inició a la hora de la cena, momento en que había más dispersión de los guardianes. En distintos grupos fueron desarmando a varios de ellos y tras coger su armamento, se dirigieron a donde estaba cenando la compañía de soldados de guardia. Un soldado que opuso resistencia y murió como consecuencia de un golpe con una barra. Posteriormente se rindieron los soldados de las garitas. En una media hora el fuerte fue tomado por los reclusos, que luego salieron de las instalaciones de la prisión.

Cuando los camiones de los militares, con potentes reflectores, se acercaron hacia el fuerte, algunos de los presos desistieron en su fuga, de tal forma que fueron contabilizados 1692 presos, dentro del penal, a las 3.30 de la madrugada. Se fugaron, por tanto, 795 de los detenidos, que iban mal calzados y vestidos, desnutridos, con escasos fusiles y en desbandada, sin organizar un plan de huida. Se inició inmediatamente la caza de los mismos que, sin resistencia, fueron abatidos o detenidos. De los 795 fugados, fueron detenidos 585, pasando sólo tres de ellos la frontera francesa. 

Se identificaron 187 cadáveres. Aunque la mayor parte pereció en Ezcabarte, que es la cara norte del monte, en Oláibar y en Baztán, la mayoría está registrada en Ansoáin en la falda sur del monte. De los capturados, 17 fueron sometidos a juicio acusados de ser cabecillas, uno fue internado en el manicomio de Pamplona y 14 de ellos fueron condenados a muerte. Éstos fueron fusilados en la Vuelta del Castillo, detrás de la ciudadela, el 8 de septiembre de ese mismo año: Gerardo Aguado Gómez, Teodoro Aguado Gómez, Bautista Álvarez Blanco, Calixto Carbonero Nieto, Antonio Casas Mateo, Daniel Elorza Ormaetxea, Antonio Escudero Alconero, Ricardo Fernández Cabal, Francisco Herrero Casado, Francisco Hervas Salome, Primitivo Miguel Frechilla, Miguel Nieto Gallego, Rafael Pérez García y Baltasar Rabanillo Rodríguez.

Lo más terrible de esta cacería puede ser el hecho de que, en muchas poblaciones, se les dio cobijo durante la noche pero fueron fusilados al amanecer en algunos casos por la propia población civil ya que los militares no daban abasto en la captura de los fugados. Esta circunstancia hay que entenderla dentro de la oportuna política del "miedo al rojo" que expandieron los golpistas y la extrema crueldad manifiesta con toda aquella persona que no se alineara con la ideología golpista. Concepto de supervivencia pura y dura.

Desde septiembre del 2007 la Sociedad de Estudios Aranzadi, la Sociedad Cultural Txinparta junto con la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra están procediendo a la exhumación de cadáveres. Este fin de semana se han acercado hasta Olabe en donde "se sabía" podían encontrarse los restos de entre 10 y 18 fugados del fuerte en una zona próxima al cementerio de la localidad.


La puerta roja quiso acercarse para ver cómo son llevadas a cabo estas exhumaciones. Nos impactó la dedicación, cuidado y perseverancia mostrada para dotar de nombre a estos cuerpos de quienes vieron truncada su huida en las laderas del monte. Emocionante hablar tanto con la gente que integra dichas asociaciones así como con vecinos de la localidad.












Tenemos aún más ganas que nunca de contribuir con esta recuperación de la memoria llevando a escena nuestra historia para que el recuerdo de todas aquellas personas se siga manteniendo vivo. Por ellos, que murieron por intentar mantener sus sueños republicanos en relación a una sociedad más equitativa y por ellas, que tuvieron que vivir un tiempo de dictadura que las colocó en situaciones dificilísimas, solas, marcadas y abusadas. 


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